El juego

 

por Juanjo Merapalabra (España)

 

El juego es la realización seria de una actividad reglada con el objetivo de divertirse. Pretende sacar de la realidad al jugador para convertirlo en elemento de un sistema distinto y con menos reglas que el social.

Un actor teatral debe ser un jugador. Saber jugar. El juego no admite medias tintas, o se está jugando o no se está jugando. Cuando se hace como que se juega el juego se va al garete. Es como jugar al parchís o las cartas sin concentración.

El director teatral es como el máster de los juegos de rol. Él es quien, en juegos aproximativos, lleva hacia la obra, al texto.

¿Cuál es el papel del docente en el teatro? Enseñar las reglas generales del juego. Es como dar una baraja de cartas y enseñar cuál es cada una, mostrar cada uno de los palos y cada carta de cada palo, enseñar el joker, el caballo, el tres, las espadas, los oros... Decir esta es la baraja. Después hay que aprender los juegos; el mus, el tute, la escoba, el burro... cada juego es una obra. Cada vez que se juega, una representación.

Si el teatro es un juego, los actores son los jugadores, los mejores. No se puede representar Hamlet sin jugar a Hamlet. Si no se juega el público siente la mentira porque se da cuenta de que no estamos jugando en serio y aparece la teatralidad y las salidas de personaje.

¿El método? La pregunta parece sobrar. El método es el juego. Parece una pregunta demasiado evidente como para no tener trampa. En realidad el juego no existe sin una finalidad. A veces es oscura. Pero en los destinados al teatro ésta tiene que estar clara, al menos par el director o docente que propone el juego, y recomiendo que también para el actor o jugador.

El primer fin del juego es el hábito de jugar. Esto es la capacidad de salir del sistema en que nos encontramos para entrar de lleno en el juego (otro sistema). Si jugamos al Rey Arturo, simplemente somos una pieza más para que el juego se desarrolle. Así pues, con el hábito de jugar se adquiere el hábito de la abstracción, de ser capaz de abandonar lo real y lo cotidiano por el juego.

Con el hábito de jugar se adquiere la idea de la diversión en el trabajo teatral. Trabajar se iguala a jugar con lo que la palabra pierde seriedad.

Ya hemos dicho que el juego pierde su esencia si se hace como que se juega. El hábito del juego lleva al rigor, a terminar las cosas, a llevarlas a buen fin.

Un juego de acción sobre un tablero tridimensional requiere predisposición a la acción. Los personajes hablan y al jugar con la palabra los jugadores deben ser diestros en ella, personas de palabra fácil.

¿Cómo empezar con el método? Jugando. Existen muchos libros de juegos teatrales y de juegos en general, pero lo importante se pierde. Lo importante es la formación del actor. Un actor capaz de integrarse en diferentes compañías, capaz de hacer un casting para una película. Un actor capaz de montar un monólogo (el solitario de la baraja teatral). Formar un director de teatro es formar un croupier, un máster, formar a alguien para que sea la banca. Formar un actor es formar un jugador de esos que son capaces de jugar a todos los juegos, un jugador que juega a todos los juegos.

El juego, cualquier juego, no es broma, es una cosa seria. Observen jugar a un niño o a un grupo de niños, se dará cuenta enseguida que jugar es algo serio. Observe jugar al dominó o a las cartas en una peña andaluza o en un bar de barrio, se dará cuenta que jugar es una cosa seria.

Pregunte a un jugador de billar cómo es una mesa. Pregunte a un jugador de Scrable cómo es el tablero. Lleve a unas personas que les guste jugar un juego nuevo, uno de mesa, vea su reacción ante el tablero y vea, las distintas reacciones ante las instrucciones. Pero recuerde que el teatro es como una baraja de cartas, cuando usted compra una baraja no trae instrucciones porque con ella se puede jugar a muchas cosas.

El espacio escénico es como un tablero de ajedrez, los jugadores deben saber cómo es, deben conocer los distintos tipos de tablero.

¿Cual es el libro de instrucciones? El texto. Después cada grupo juega a su manera.

¿Qué ocurre con las creaciones colectivas, con los pasacalles, con las obras y las presentaciones más modernas e innovadoras? Precisamente estas se construyen sobre el juego y a ellas se llega a través del juego.

El problema es el teatro de texto tradicional, el de Lope o el de Calderón, el que se desarrolla en un teatro a la italiana.

El problema también es la formación del actor como ente independiente, que hoy puede pertenecer a una compañía, mañana puede hacer una película, pasado presentar un monólogo y al otro hacer un pasacalles.El problema también es el actor que un día hace clásico, otro teatro de calle, otro clown, otro una película de acción....

La formación del jugador requiere práctica, pero sobre todo, lo que se debe suministrar son dotes de lo que a las cartas llamaríamos tahur y al ajedrez maestro. ¿Cuáles son las características que debemos componer en ese jugador de teatro?.

Sobre todo la idea del juego en serio, del juego de verdad. Si se consigue esto el actor prácticamente está formado.

Hay que proporcionarle el conocimiento de su tablero de juego y la característica tridimensional que tiene.

Durante su periodo de formación como jugador se le debe hacer ver cuándo juega bien y cuándo no.

Su trabajo para casa es leer las instrucciones (el texto) y traer una forma o estrategia de juego, venir preparado para entrar en el tablero.

Su ficha es su personaje, sino sabe cómo es y no le da recursos no podrá jugar durante mucho tiempo.

Con permiso de su autor, Juanjo Merapalabra, para Red Internacional de Cuentacuentos.

Publicado en su web: http://www.merapalabra.com/index.php?page=el-juego // Prohibida su reproducción sin permiso de su autor.

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